Torta Galesa

Torta Galesa, un clásico de la Patagonia que se disfruta durante las fiestas y destaca por su sabor y larga conservación.

La Torta Galesa es mucho más que un postre, es un viaje a las raíces de la comunidad galesa que se asentó en la Patagonia Argentina en el siglo XIX. Esta torta, rica en frutos secos y especias, nació de la necesidad de crear un dulce similar al Bara Brith Galés, pero con productos autóctonos de nuestro país.

Hoy, la popularidad de la Torta Galesa se extendió por todo el país y es un clásico en las mesas durante las fiestas de fin de año, donde se destaca por su intenso sabor y su capacidad de mejorar con el tiempo. Tradicionalmente, se prepara con antelación y se deja reposar, permitiendo que los sabores de las frutas secas, las especias y el licor se integren a la perfección.

Como en todas las familias, se guardan recetas heredadas de generaciones, cada una con su toque especial, lo que convierte a cada Torta Galesa en una pieza única de tradición familiar. En este caso compartimos la receta familiar de María Esther Evans compartida por Dolli Irigoyen en su cuenta de Instagram.

Video de la Receta

Ingredientes

• Harina de Trigo “0000” 300 Gr. (repostera o todo uso)
• Manteca / Mantequilla 100 Gr.
• Azúcar 280 Gr.
• Bicarbonato de Sodio 1 Cdita.
• Polvo de Hornear 4 Cditas.
• Pasas de Uva 300 Gr. (Rubias y Negras)
• Cognac 1 Cda. (opcional)
• Nueces 50 Gr.
• Cascaritas de Naranja Confitadas 50 Gr.
• Canela 1 Cda.
• Nuez Moscada 1 Cda.

Rinde 1 Torta Galesa para Molde de 20 cm.

Procedimiento

En una sartén u olla mediana a fuego moderado, colocar el azúcar y calentar hasta fundir.
A medida que se funde, mezclar suavemente para equiparar temperaturas y se funda de manera pareja.
Una vez que se fundió y se comienzan a ver burbujas, añadir agua. Hacerlo con cuidado porque el azúcar caliente en contacto con el agua suele salpicar.
Mezclar para incorporar y luego añadir la manteca. Mezclar nuevamente hasta que se funda por completo.
Añadir las pasas de uva junto con las especias (canela y nuez moscada), mezclar bien y cocinar durante unos 3 minutos.
Colocar el bicarbonato de sodio, mezclar bien y retirar del fuego.
Dejar reposar para que enfríe unos minutos.

Una vez frío se puede colocar en un bowl o utilizar la sartén/olla que utilizamos anteriormente, como lo hacemos nosotros.
Añadir la harina, polvo de hornear, nueces picadas y las cascaritas de naranja confitada. Mezclar bien para incorporar todos los ingredientes.
Verter el cognac y mezclar nuevamente para incorporar.

Disponer un molde circular de 20cm de diámetro. Enmantecar y enharinar base y paredes del molde, finalmente colocar un disco de papel manteca en la base.

Verter toda la mezcla en el molde y distribuir la mezcla de forma pareja.
Hornear a temperatura media / baja (160ºC) durante unos 75 minutos.

Siempre hacer la prueba del palillo o cuchillo, pasado el tiempo insertarlo en la torta y si sale limpio ya está cocido. Sino, dejarlo unos minutos más y volver a probar.

Retirar del horno y dejar enfriar unos minutos, desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla.

Una vez fría, se puede consumir en el momento pero recomendamos colocarla nuevamente en el molde, cubrirlo y dejarla reposar mínimo de un día para el otro. Este reposo hará que los sabores se intensifiquen y la consistencia de la torta se acentúe.
La particularidad de esta torta es que se puede conservar durante mucho tiempo, meses y hasta un año, en casa nunca duró más de 15 días, bastante porque es imposible no comerla antes!! Pero los invitamos a que hagan la prueba y guarden aunque sea un pedacito por varios días.

Torta Galesa como Pastel de Bodas

La Torta Galesa tiene una tradición especial asociada a las bodas, especialmente en la cultura galesa y en la Patagonia argentina, donde los descendientes de los colonos galeses mantuvieron viva esta costumbre.

Históricamente, se preparaba una versión de esta torta como el pastel de bodas porque, gracias a sus ingredientes y su densidad, podía conservarse durante largos períodos sin perder su sabor. Esto era ideal para las festividades nupciales, que a menudo duraban varios días, o para guardar un trozo como símbolo de buena suerte y prosperidad para la pareja recién casada.

En algunas versiones de esta tradición, un trozo de la torta se reservaba para el primer aniversario de bodas o para el bautismo del primer hijo de la pareja, reforzando su papel como símbolo de unión y continuidad familiar.

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